Paratext #48 by Marc Mela
Paratext #48
October 28, 2020
By Marc Mela
Featuring:
Yunju Park (Exchange grant Baden Württemberg – Catalunya)
K I M/I L L I (Exchange grant Baden Württemberg – Catalunya)
Arash Fayez (Exchange grant Baden Württemberg – Catalunya)
Óscar Martín (Exchange grant Baden Württemberg – Catalunya)
La colonia de Physarum polycephalum está formada por organismos unicelulares capaces de responder con impulsos eléctricos a los estímulos de su entorno. A través de un entramado de diferentes dispositivos electrónicos y un PC, estos impulsos son transformados, decodificados y convertidos en una escultura lumínica y sonora. La Bionic Sound Machine (BSM) de Óscar Martín se concibe así con el ambicioso objetivo de explorar la creatividad no-humana, en particular, la creatividad compositiva de esta microscópica colonia. La instalación conforma un sistema híbrido, generado a partir de la alianza entre elementos de diferentes mundos. Dos inteligencias, una orgánica y otra artificial, generan entre sí un feedback que contribuye a la evolución del sistema. A través de un algoritmo, la máquina interpreta los impulsos eléctricos de la colonia y los transforma en patrones lumínicos y sonoros. Pero a su vez, la colonia responde a estos estímulos externos en forma de luz y sonido modificando y adaptando su comportamiento. El resultado final proviene de la interacción mutua entre ambos sistemas complejos.
Óscar Martín define su práctica artística como un dispositivo de conocimiento donde confluyen arte, ciencia y tecnología desde una aproximación crítica y experimental. Descripción que, sin duda, se adecua a la BSM, donde biología y computación quedan a disposición de la práctica artística propuesta. Ahora bien, lo más interesante de esta pieza no reside en su despliegue técnico. Tampoco me convence la idea de que el valor estético se encuentre en la calidad compositiva de la colonia. En cierto sentido parece casi absurdo intentar buscar harmonías y melodías en la pieza sonora, aunque todos nos sintamos tentados a hacerlo. Algo así como cuando buscamos imágenes y dibujos en las nubes. ¿O quizás se trate precisamente de eso? Por otro lado, podríamos pensar que la pieza sonora no deja de estar determinada por el mecanismo de producción de sonido que el artista ha decidido utilizar. Sin embargo, intuimos algo especial en el modo caótico, totalmente contingente y casi anecdótico mediante el cual los estímulos y respuestas del microorganismo son transformados en música descifrable e interpretable bajo nuestros parámetros racionales y perceptivos. Y es precisamente esta capacidad infinita de transformar y relacionar mediante la abstracción y la especulación uno de los aspectos singulares del modo en que la práctica artística presenta los objetos, frente al de otras disciplinas.
La deformación profesional me ha conducido a acercarme al arte siempre con un ojo puesto en la ciencia. En un mundo cada vez más especializado y complejo, la transdiciplinariedad es sin duda una virtud en sí misma. Pero en más ocasiones de las recomendables tendemos a convertirla en una mera conjunción, a veces forzada, de los intereses, prácticas y lenguajes de cada disciplina. Nos debemos exigir más. Esta conjunción nos debe decir algo más, y creo que los proyectos presentados en este Paratext nos ofrecen un buen ejemplo de cómo hacerlo. Uno de los aspectos que típicamente se destacan del artista es la libertad tanto formal como conceptual con la que se enfrenta al objeto. Esta afirmación es sin duda un lugar común, pero precisamente por ello, esconde tras de sí algo valioso. Ni la ciencia es tan rígida ni el arte es tan permeable o dúctil como el tópico pregona. Pero en ocasiones hacer como si lo fueran nos puede permitir sacar a la luz comportamientos o aspectos de la realidad que sin esta ficción podrían darse por sentados. Parece claro que tendemos cada vez más a reducir nuestras experiencias a datos cuantificables, a través del cálculo estadístico y de un determinado uso productivista de la ciencia y la tecnología. Esta tendencia se escuda en muchas ocasiones en un naturalismo radical, propio de una cosmovisión cientificista casi arcaica. En nuestra ficción, el artista se rebela contra esta idea, contra la imposibilidad de concebir otro modo de percibir el mundo. Al actuar como si no estuviéramos sometidos a reglas, nos permitimos especular, por ejemplo, acerca de la creatividad no humana. La mayoría de disciplinas nos presentan sus objetos de estudio junto a un manual acerca de cómo mirarlos. Si observáramos la colonia de la BSM desde un punto de vista biológico nos resultaría extraño destacar su capacidad creativa en relación a un sistema de producción sonoro. En la obra de arte, la mirada se vuelve incierta. No hay una interpretación predeterminada, la pieza nos cuestiona el modo en que la debemos interpretar. Desde esta libertad formal ficticia, la percepción subjetiva cobra una dimensión activa, necesariamente tenemos que forzar la interpretación. Si en nuestra ficción el papel de la ciencia es el de eliminar todo rastro de subjetividad, el papel del artista quizás sea el de confrontar nuestra sensibilidad y reivindicar nuestra capacidad interpretativa.
El colectivo KIM/ILLI presentaron Renegoziations and selfdeterminations. Un proyecto que muestra en varias fases cómo el colonialismo y la globalización modulan y fragmentan la identidad de los colectivos migrantes. En una primera fase, KIM/ILLI plasmaron la toma de contacto con la comunidad filipina de Barcelona a través de los Video Walks. En estos videos documentales, intentaban mostrar el entorno, las rutinas y el particular encaje de distintos miembros de la comunidad. En la segunda fase, titulada choreographies of labor, se colocaron cámaras GoPro en algunos de los participantes, grabándolos en sus lugares de trabajo en primera persona para recoger sus movimientos. De este modo, los artistas convierten gestos cotidianos en una coreografía despersonalizada. La pieza resultante descontextualiza el contenido social e íntimo y lo transforma en un movimiento abstracto, bello e hipnótico que consigue, paradójicamente, poner en relevancia lo más crudo del aislamiento y la precariedad de estos colectivos. Así nos lo contó Martínez, uno de los miembros de la comunidad filipina de Barcelona participante en el proyecto. En la coreografía lo intuimos impartiendo una clase de castellano a otros miembros de la comunidad, a lo que dedica parte de su tiempo libre como voluntario. Seis décadas después de la llegada de la primera generación de filipinos a Barcelona, Martínez fantasea con que proyectos como este puedan contribuir a romper el estigma al que se ven sometidos. En la última fase del proyecto, llevada a cabo en Hangar, la formalización llega a su mayor grado de abstracción mediante una constelación de metáforas. Fotocopiadoras que imprimen en bucle permisos de trabajo, junto al resto del mobiliario, hacen referencia a la burocracia infernal a la que deben someterse estos colectivos. Los documentos acaban bailando en un tanque acuático, representando el proceso de guetización. Por último, cierra el círculo la referencia a dos especies de peces muy arraigadas a la tradición filipina: Chanos-chanos, del que los artistas destacan su adaptabilidad y supervivencia; y Lapu-lapu, llamado así en honor a un destacado héroe anticolonial filipino. En esta instalación final, los peces que simbolizan la lucha y la esperanza quedan ocultos tras la maraña de papeleo burocrático vertida por las impresoras. KIM/ILLI realizan un proyecto de claro valor comunitario gracias, en parte, a la formalización y los procesos de abstracción de las últimas fases. Hemos reseguido un proceso en el que la singularidad de los agentes involucrados desaparece a medida que la formalización se va volviendo más abstracta. Las acciones cotidianas se convierten en movimientos descorporizados y metáforas, en una clara analogía del modo en que situaciones particulares y concretas se difuminan en un problema estructural.
La transformación abstracta de los gestos cotidianos e íntimos de choreographies of labor recuerda al modo en que nos sometemos motu proprio a dispositivos biométricos que redimensionan y convierten en datos cada una de nuestras acciones. Sin embargo, en el proyecto de KIM/ILLI esta transformación abstracta queda al servicio de lo sensible y estético, alejándose de la tendencia extractiva y productivista a la que hacíamos referencia. Algo parecido ocurre en el proyecto Pink to Yellow_Anastacia in ZARA, del colectivo de artistas Yunju. Se trata de un proyecto dividido en dos partes – un mapa arquitectónico modelado en 3D y una danza performativa – mediante las cuales los artistas pretenden captar la estructura de deseo que involucra aspectos cotidianos de nuestro día a día. Basándose en la distribución de una tienda de Zara en Barcelona, exploran cómo somos seducidos desde el mismo display. Nuestras acciones y deseos son guiados en un nuevo ejemplo del proceso que convierte las matemáticas y la ciencia en un instrumento de dominio. De forma aún más evidente que en el caso de los artistas KIM/ILLI, el trabajo del mapeado 3D y el estudio estadístico realizado en Zara casi podría ser compartido por una empresa de Big Data que pretendiera determinar el comportamiento de potenciales clientes. Sin embargo, llegado a un cierto punto, los artistas lo utilizan para guiar los movimientos de una bailarina que podría representar un posible maniquí de la tienda. En un último gesto de abstracción, la danza de la bailarina se descarna en el movimiento de dos fluidos fluorescentes mostrados en el video que concluye el proyecto.
Desde el inicio, hemos puesto el foco en la formalización artística de los proyectos presentados, relacionándola a su vez con la formalización propia de otras disciplinas, típicamente vinculadas a la abstracción, como son la ciencia o la matemática. Planteábamos una ficción de autonomía, en la cual el artista nos obliga a forzar nuestro papel interpretativo. En Going go, otro de los proyectos presentados, Yunju nos invitan a pensar sobre esta posibilidad. Destacando su papel autoreflexivo, se preguntan por la relación entre los objetos artísticos y la realidad, cuestionándose qué es lo que los hace especiales. Para ello, someten irónicamente diferentes piezas a un final mundano, a ser tratadas como basura, para destacar cómo las piezas solo cobran valor cuando están siendo exhibidas al público. Piezas antiguas son rescatadas del olvido recuperando su estatus de obra para este nuevo proyecto que, paradójicamente, conlleva su destrucción. Quizás, como insinúan Yunju, aquello que hace especial a este tipo de objetos no es más que la relación que como espectadores establecemos con ellos, la manera en que nos invitan a interpretarlos, no solo en un sentido teórico, sino también sensible, perceptivo y estético.
La pieza artística de Óscar Martín conjuga conocimientos biológicos, científicos y técnicos, pero su mayor virtud está en que nos hace ver y percibir la colonia de un modo distinto, valorarla como un agente propio, quizás capaz de componer y pensar. Y esto lo consigue únicamente al confrontarla desde una aproximación estética y artística. De igual modo, existe un trabajo documental y sociológico inestimable en la obra de KIM/ILLI, pero es precisamente en la formalización artística donde reside la potencia de su discurso, donde consiguen que empaticemos con la problemática de un colectivo invisibilizado. Quizás, la particularidad de estos objetos es que no solo nos hablan de ellos mismos, sino también de cómo los percibimos, poniendo en entredicho una sensibilidad única. Quizás, esta alternativa o búsqueda de una sensibilidad y razonamiento plural no sea más que una ficción ingenua, alejada de la realidad. Sin embargo, como nos muestra el último proyecto artístico de este Paratext, la ficción puede operar como catalizador de imaginarios futuros, de mundos posibles ocultos tras el statu quo actual. A night that never ends es el proyecto presentado por Arash Fayez, un proyecto parafictivo plural. Plural en tanto que incluye disciplinas como el teatro, la performance o la literatura. Pero principalmente plural porque incorpora las voces, las anécdotas y las emociones de todos aquellos que lo componen. Anécdotas, nos cuenta Fayez, surgidas del tiempo pasado con refugiados y buscadores de asilo, de las canciones de infancia o de los problemas de comunicación y traducción de quienes no comparten una misma lengua. A night that never ends es una historia sobre alguien que parte hacia algún lugar, no sabemos muy bien dónde. Alguien que paga un precio muy alto por un billete solo de ida, y que muy probablemente nunca llegue a destino. Arash Fayez escribe una ficción sobre los estados físicos y mentales de estar en el limbo. Una ficción sobre espacios entre, entre dos estados, entre dos lugares, entre diferentes voces, entre dos mundos… Mundos como los planteados a lo largo de este texto, el del científico y el del artista. Este estado de limbo – el de Fayez y el nuestro – es un estado de incertidumbre, un estado sin certezas que requiere ser abordado de forma compartida, incorporando todas las voces y miradas posibles.
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